A veces nos preparamos durante semanas o meses para una corrida pero basta que un solo imponderable afecte nuestro rendimiento para que nos obligue a bajar el ritmo o incluso a hacer todo lo que corredor evita: parar. Y es que el no hidratarnos en algún punto de la carrera por el atochamiento de corredores, una cuesta o un inicio muy rápido pueden jugar en contra de un momento a otro. Conoce aquí algunos consejos que pueden ayudarte a seguir cuando ya no puedes más.
- Correr con música
Escuchar música puede ayudarte a mantener un ritmo de carrera o a tener la mente ocupada en algo diferente a la competencia misma. El cambio de ritmos entre cada canción puede ayudarte además a mantenerte activo cuando alcanzas el ritmo crucero. Eso sí es importante realizar una lista de canciones previas, porque una canción lenta puede perjudicarte en vez de beneficiarte y cambiar de canción no es una distracción que quieras vivir mientras compites.
- Enfocarse en la respiración
La respiración ayuda a dos cosas: la primera de ellas es a evitar puntadas en la zona abdominal. Si corres y respiras a una velocidad inadecuada para la meta que deseas alcanzar, probablemente no vas a poder terminar o no al mismo ritmo al menos. Si ya estás con dolores, es recomendable bajar la intensidad por unos segundos o minutos hasta normalizar el ritmo cardíaco y luego retomar, pero adquiriendo conciencia de la respiración. La segunda ayuda que puede brindarte la respiración es la distracción: concentrarte en ello, puede hacerte olvidar del dolor y el cansancio.
- Enjuagarse la boca
Una forma de controlar el rendimiento es enjuagar la boca con bebidas deportivas sin llegarlas a ingerirlas, para que se envíen señales de reposición energética al cerebro y éste envíe más actividad al músculo cuando está comprometido.
- Cambios de ritmo y zancada
Una cuesta o simplemente una larga distancia puede provocarnos complicaciones o traernos beneficios según cómo la enfrentemos. Hay corredores que intentan seguir un mismo ritmo de competición y les resulta. Pero para otros menos constantes, es recomendable realizar cambios de ritmo y de zancada cuando se pueda. Por ejemplo, partir rápido para salir del pelotón y poder sacar ventaja para correr con tranquilidad y luego bajar al ritmo crucero y rematar rápido con la motivación el público en la meta; otra opción es realizar cambios de zancada acortando los pasos en las cuestas y alargando en las bajadas. También es conveniente pensar en metas cortas: poner metas a cada kilómetro, cada 3, 5 o 10 kilómetros, según la distancia que se corra. Cada vez que se cumple una meta corta, aumenta la motivación. Para eso las metas deben ser realistas.
- Automotivación
Dentro de una carrera siempre es importante pensar en lo que ya se ha hecho, en lo que se ha entrenado y en lo significa una carrera para un corredor: es el reflejo de un plan de entrenamiento, de arduas sesiones de running, de compañerismo, de superación de metas personales y de saber que en esa carrera no se está solo o que incluso alguien estará esperando en la meta. Reflexionar sobre esos aspectos a través de frases cortas: "Yo puedo", "No me falta nada", "Haré mi mejor tiempo", pueden ayudarte a rendir de mejor forma.
Estos sencillos trucos pueden ayudarte a mejorar tu rendimiento en carreras, claro está considerando que el mejor consejo siempre es el entrenamiento planificado y responsable.
Imagen CC Jacsonquerubin