Aunque la dieta es fundamental para perder peso de forma sana, ponerse en forma, perder grasa y hasta alcanzar nuevas metas en cualquier disciplina deportiva, nadie puede decir que dejar el ejercicio de lado es conveniente. El ejercicio físico es lo que necesita tu cuerpo para poder tener músculos torneados, cinturas pequeñas y el corazón bombeando de manera adecuada. Pues sí, la verdad es así de dura: hay que ejercitarse para poder cumplir la compleja ecuación de un cuerpo sano.
Y muchos lo hacen, casi a diario, pero no ven resultados. Piensan que se están esforzando, que hacen sus ejercicios con muchas ganas y aún así se sienten igualitos que el primer día que se pusieron los zapatos de goma y empezaron a "sudar". Si bien el extremo de hacer tres horas o más de ejercicio diario puede mermar tus resultados, hacer poco ejercicio y pensar que con eso vas a conseguir algún cambio en tu cuerpo, tampoco es la respuesta. Es hora de poner en serio todo tu esfuerzo y ver por qué las cosas no están funcionando. Para saber si de verdad estas ejercitándote por debajo de lo que necesitas lee esto.
Consistencia: ¿Eres de los que haces ejercicio solo dos veces a la semana? ¿Eres de los que piensan que ejercitarse por horas el sábado en la mañana es hacer todo el ejercicio que necesita su cuerpo en la semana? ¿O eres de los que entrenan solo cuando se acerca un maratón o carrera, un viaje a la playa o reunión? Bueno, si eres de este grupo por ahí puedes ver por qué es que no estás viendo resultados. Para ser efectivo, el ejercicio tiene que ser constante y debe realizarse idealmente de 4 a 6 sesiones a la semana (siendo 4 lo mínimo y 6 el máximo, ya que siempre debes dejar un día para que tu cuerpo se recupere).
Intensidad: ¿Eres de los que te sientas en la bicicleta estática y vas tan lento que tu gato durmiendo se mueve más rápido? Es algo que he visto mucho en el gimnasio, piensan que cardio estático es hacer el mínimo esfuerzo en la caminadora, elíptica o bicicleta estática. O levantan pesas tan livianas que no les harían daño ni porque el disco se les caiga en un dedo del pie. Y lo que pasa con esas sesiones de ejercicio "suaves" es que en realidad se traducen en una sola cosa: Pérdida de tiempo. El ejercicio tiene que gustarte, tienes que disfrutarlo, pero también tienes que salir de tu zona de confort para practicarlo. No puedes esperar cambios sentado en el sofá, ¿cierto? Entonces tampoco los esperes si no pones tu corazón y fibras musculares a trabajar como debe ser.
Progresión: La progresión es difícil de medir para muchos, más cuando caen en las dos categorías anteriores. Porque es muy difícil ver aumentos en la masa muscular, la velocidad y el tiempo de recuperación cuando no se es constante ni se le aplica la debida intensidad a las sesiones de ejercicio. pero es justamente a través de la progresión que puedes ver los avances de tus entrenamientos. El poder observar como cada mes puedes agregar más peso en tus ejercicios de musculación, el poder lograr realizar sesiones de ejercicio cardiovascular por más tiempo, el sentir que la clase del gimnasio que te costaba tanto en un principio ahora te parece realmente sencilla. Estos factores te harán ver que estás progresando. Pero también te ayudarán a darte cuenta de tu progreso. Lo mejor que puedes hacer es llevar un registro. Si estas iniciando un nuevo entrenamiento anota todo: duración de la sesión, peso usado, la clase que fuiste etc. Semana a semana anota y coteja estos datos para que veas cómo van tus avances.
Estos son puntos que tienes que analizar. Te darán una visión clara sobre el estado de tus entrenamientos. Si estás en el camino correcto o si es momento de ponerle más corazón (y músculo) a tus ejercicios. Ahí es cuando de verdad verás que la magia empieza a suceder y los cambios no tardarán en llegar.
Imagen CC Official U.S. Navy Page