Hace dos semanas me llegó una invitación bastante tentadora: participar en la primera Urbanatlón de Concepción. Y mi respuesta fue positiva luego de enterarme que la competencia consistía en una carrera de 8 kilómetros y donde se ponía a prueba la resistencia con 14 obstáculos.
Lo primero que hice fue revisar reseñas y videos del certamen en nuestro país. Después coordiné con amigos y colegas que también iban a ser parte de este desafío para fijar algunas jornadas de entrenamiento (la que nunca se concretaron por culpa de las pichangas improvisadas y las restricciones de tiempo que imponían nuestras queridas pololas).
Tras siete días de letargo llegué a una conocida calle de la ciudad para darle el vamos a la carrera junto a más de mil personas. El primer obstáculo fue un regalo, pues se trataba de saltar la reja divisoria. Sin embargo, a los pocos segundos me encontré con un montón de neumáticos que hicieron sufrir a mis pobres tobillos.
Posteriormente, hundí mis pies en una piscina (un hecho que condicionó mi comodidad en la carrera, ya que mis zapatillas se hicieron más pesadas) y tuve que pasar entre autos y debajo del acoplado de un camión. Para mí fue como estar en una película de acción, así que disfruté cada segundo del impedimento.
Cuando ya llevaba algunos minutos quejándome por la piscina fui mojado por unos bomberos. Sí, unos bomberos, quienes no tuvieron piedad alguna al momento de “manguerearme” y dejarme como estudiante atacado por un guanaco de Carabineros.
Después de pasar múltiples pruebas de gran manera llegué a correr a través del interior de un vagón del Biotrén que fue habilitado para que circularan los participantes del certamen. Y dos minutos después, pasé por un circo, salté en la cama elástica y me presté para una fotografía.
Tras llegar a la meta e hidratarme me puse a charlar con unos amigos sobre los “freak” de la competencia. Entre risas comentamos cómo salimos airosos de cada dificultad y llegamos en buen tiempo a pesar de no entrenar.
No tengo más que elogios para la Urbanatlón. Sobre todo porque logró asombrarme en todo momento y me ayudó a conocer mi capacidad ante una serie de aprietos.
Por esta razón les señalaré que no tengan miedo y arriésguense en la próxima versión de la Urbanatlón. La disfrutarán de sobremanera y, claramente, no la podrán olvidar.