Entrenar, entrenar y entrenar. Es una consigna que se hacer difícil de sacar de la cabeza después de ver grandes progresos, o incluso grandes cambios en la vida y también antes de competencias importantes. El problema de eso que justamente puede afectar en otros aspectos de la vida o incluso en el propio rendimiento.
1. Actividades sociales: el primer signo de sobreentrenamiento es el alejamiento de los amigos y la propia familia. Si se ha llegado a un punto en que ningún día de la semana es posible juntarse con alguien o incluso llamar por teléfono a alguien cercano(a) para saludarlo(a), por nuestro entrenamiento, es posible que estamos dedicando mucho tiempo al deporte. Y si no nos damos cuenta nosotros, ellos mismos nos empezarán a pedir más tiempo para compartir con nosotros.
2. Sistema inmune: aunque hacer ejercicio nos hace más fuertes frente a ciertas enfermedades, la falta de descanso también lo hará. Es en ese momento donde el cuerpo repone sus energías, regenera los músculos dañados y nos prepara para afrontar los agentes externos del ambiente, aumentando nuestras defensas.
3. Mal dormir: cuando andamos con sueño, no podemos concentrarnos bien. Pues tampoco podemos rendir óptimamente a nivel físico. El cuerpo necesita recuperarse del desgaste diario que genera el solo hecho de estar despierto y en movimiento más de 16 horas al día, situación que se ve acrecentada cuando entrenamos intensamente.
4. Baja en el rendimiento: entrenar más no siempre nos ayudará a rendir mejor. Relacionado a lo anterior, si se somete a un constante estrés a los músculos, estos no se alcanzarán a recuperar y por supuesto, el rendimiento empeorará. Por ello es clave entrenar bajo la premisa de la supercompensación.
5. Frecuencia cardíaca. no todos entrenan bajo la frecuencia cardíaca, pero si se tiene conciencia de ella, se notará un aumento de le Frecuencia Cardíaca Basal o en reposo, vale decir, aquella en que no estamos realizando una actividad física. Ese aumento se produce después de un acostumbramiento del cuerpo al estado de excitación constante que provoca el exceso de entrenamiento, y que traerá consigo, una incapacidad para relajarse completamente.
Estos signos internos y externos nos ayudarán a distinguir cuando estamos sobreentrenando y a saber así cuando debemos bajar nuestras cargas para organizar nuestro tiempo, hacer otras actividades y evitar lesiones, estrés y otras enfermedades.
Imagen CC David Rosen Photography