No solo a la quema de grasas y al aumento de musculatura conduce el ejercicio físico, sino que también a un proceso de atención y concentración, que se prolonga más allá del tiempo en que estamos entrenando. El ejercicio físico habitual ayuda así a mejorar la calidad de vida y la salud.
Después de la práctica deportiva el organismo segrega una serie de hormonas, como la testosterona, la adrenalina, el cortisol o las endorfinas, hormonas que producen un estado transitorio de relajación, que puede durar varias horas, según la intensidad del entrenamiento. Este estado se complementa con una mayor rapidez mental, una mayor necesidad de azúcar, quema de calorías y sensación de bienestar. Estos efectos pueden perdurar en el tiempo en relación directa con el aumento de la frecuencia de la práctica deportiva.
"Al principio, cuando comenzamos a realizar un programa de ejercicio, midiendo bien la intensidad, el efecto es más corto, pero a medida que el cuerpo va generando adaptaciones con el paso de los entrenamientos, las sensaciones y el bienestar general son duraderos y pasa a ser nuestro estado de ánimo habitual, es decir, el cuerpo se adapta a esos niveles hormonales", según el entrenador Ángel Merchán en una reciente publicación del diario El País.
La clave del ejercicio está en la intensidad, en una progresión correcta "porque lo que hoy es muy intenso, en dos semanas ya no lo es, y debemos aumentar el nivel”, añade Merchán.
¿Quita el deporte el estrés?
"El ejercicio ayuda a combatir las respuestas hormonales y síntomas de ansiedad, pero, lógicamente, no resuelve el foco del estrés si viene provocado por otros problemas", aclara el especialista.
Los deportes o ejercicios que requieren toma de decisiones de colocación, velocidad, postura de diferentes partes del cuerpo, respiración o ritmo, por otro lado, demandan altos de atención que estimulan dicha cualidad y ayudan a rendir mejor.
Claro está que esta mayor exigencia al organismo, requiere también algo a cambio: energía. Y esta energía se obtiene a través de una buena alimentación. Cuando este proceso se vuelve habitual, se habla de un metabolismo acelerado.
De acá que el deporte se transforme así en un círculo virtuoso de bienestar y relajación que demanda más, pero que también entrega más a quienes lo practican.
Imagen CC Montesinos C. F. S. Jumilla