Una de las características positivas del running, es que es una actividad física que no requiere talentos ni habilidades especiales. Prácticamente cualquiera puede practicarlo, por eso es que se ha masificado tanto. Y si bien los primeros meses es muy fácil mejorar, con el tiempo, la mayoría de los corredores llega a un punto de estancamiento.
Un primer problema que enfrentan muchos corredores es que lo único que hacen es correr. Salen a entrenar cada vez que pueden, realizan distancias largas en días consecutivos, mezclan cerro y distancias largas sin dejar tiempo para el descanso o lo más común, van a cuanta competencia esté agendada dentro del calendario de corridas. Pero por muy absurdo que suene, correr no es lo único que necesita un runner para poder salir a las calles.
Los corredores necesitan planificación. Esta planificación no debe ser estricta, debe ser como una guía que se establezca en función del objetivo que se quiera alcanzar. Por ejemplo, si nunca se ha corrido en la vida, probablemente un primer objetivo sea correr 5 km sin parar. Si ya se lleva un tiempo corriendo, quizás una meta sea bajar los 50 o los 45 minutos en los 10 km, y si ya son varios meses o años, probablemente la meta sea un maratón o una distancia larga en cerros o incluso un tiempo específico en una de estas distancias. Lo importante, es que que la planificación considere una cantidad de kilómetros y una frecuencia de entrenamiento acorde con el objetivo que se quiera alcanzar. Y por supuesto, para alcanzar el objetivo se puede adaptar la planificación según los horarios disponibles y los percances de última hora que puedan afectar el horario de un entrenamiento, pero se debe ser constante.
Como mencionábamos anteriormente, un corredor también necesita fortalecer su musculatura. El desgaste, el esfuerzo físico y el estrés al que son sometidos los músculos, las articulaciones y los tendones, deben ser correspondidos con un trabajo de pesas, cerros, ejercicios físico o escaleras. Esto no solo ayuda a evitar lesiones, también es fundamental para crear una base mucho más amplia que permita llegar más lejos en los propios objetivos.
Tiempo al tiempo
Según el portal Runners.es es necesario esperar entre 10 y 12 años entrenando regularmente para alcanzar el máximo del rendimiento físico en el running. Por ende si se empieza a correr a los 25 se obtendrán los mejores resultados entre los 35 y los 37 años y si se empieza a los 50 años se conseguirá entre los 60 y los 62 años. Cuanto más joven se empiece, a más temprana edad se alcanzará el peak de competencia. Por supuesto, ese peak decae después de 5 a 7 años compitiendo.
Uno de los puntos para alcanzar este peak es la potencia aeróbica, capacidad que se desarrolla solo con entrenamientos intensos: series, fartleks, sprints al final de los rodajes y cambios de ritmo sobre distancias medias y largas, de más de 1.000 m. Así el organismo se acostumbrará a reciclar el lactato debido a la mayor demanda de oxígeno a la que se someterá al organismo en dichos ejercicios, que a su vez mejorará la eficacia cardiovascular, agrandando el corazón y mejorando la perfusión sanguínea muscular.
Y tu ¿tienes tu objetivo en mente?
Imagen CC David Rowe