En los últimos años, se han llevado a cabo experimentos bastante interesantes relacionados con los masajes. Por ejemplo, un estudio realizado hace algunos años, del grupo de Mark Tarnopolsky, de la Universidad de McMaster, realizó biopsias musculares después de hacer masajes en una sola de las piernas de un individuo para comprobar que la pierna masajeada mostraba una inflamación más reducida y un crecimiento mitocondrial acentuado, después de ejercitarse.
Por otra parte, investigadores de Ohio, liderados por Thomas Best, utilizaron conejos en vez de humanos para sus experimentos. Desarrollaron un modelo de ejercicio especial para conejos, implementando la estimulación neural para gatillar una dosis específica de contracciones excéntricas de la pierna, y un modelo de masaje también especial para conejos, utilizando una máquina que estimula el masaje deportivo. Estos experimentos con conejos mostraban que el masaje en efecto ayudaba a los conejos a recuperar la fortaleza de sus músculos con mayor rapidez, y además resultaba en menos daños para los músculos.
El mes pasado, Scott Walker, colega de Best, presentó un póster con los últimos resultados del grupo, en un intento por aclarar cómo funciona realmente el masaje. El diseño básico del experimento era el mismo: todos los conejos ejercitaban sólo una pierna, pero fueron divididos en 3 grupos que luego recibían, según el caso, masaje inmediato después del ejercicio, masaje tardío (24 a 48 hrs. después) y nada de masaje. Luego, los músculos eran analizados para saber qué es lo que había ocurrido. Se observó lo siguiente:
- La cantidad de nuevos vasos sanguíneos era un 14% mayor en los músculos masajeados.
- El área de fibrosis fue sólo un 7% en el músculo masajeado, comparado con un 15% en el músculo ejercitado pero no masajeado.
- Hubo más fibras musculares en el proceso de regeneración después del masaje. En el músculo de control (sin ejercicio ni masaje) 0,7% de las fibras se regeneraban; en el músculo ejercitado que no tuvo masaje 2,5% de las fibras se regeneraban, y en el caso del músculo ejercitado y masajeado, la cifra fue de 3,5%.
Aunque no hay grandes diferencias entre cifras, en general se puede deducir que el masaje, al menos en conejos, realmente ayuda en la regeneración muscular. Además se puede concluir que un masaje inmediato es más efectivo que uno tardío en términos de regeneración y formación de vasos sanguíneos.
El porqué aún no está del todo claro. Pero puede tener relación con la capacidad de "mecanotransducción" de las células, es decir, su habilidad para sentir estiramiento y presión, para luego producir transducción química.
Lo que sí está muy claro es que un buen masaje después (y antes) de ejercitarse siempre es agradable, bien recibido, y produce bienestar a nivel físico y emocional.
Vía: Runnersworld