Cuando hablamos de ejercicio cardiovascular nos encontramos a aquellos que lo aman y podrían pasar el resto de su vida planificando en qué maratón se van a inscribir o quienes lo odian y prefieren subir al Cerro San Cristóbal con lentejas en los zapatos antes de estar sudando en una caminadora, totando o montándose en una bicicleta estática una hora. Seas del bando que seas, el hecho es que el ejercicio cardiovascular es de suma importancia para tu rutina y no solo para perder grasa, sino que para la salud, en general. Gracias a la actividad cardiovascular tu máquina esencial, es decir, tu corazón puede funcionar de manera eficiente y alimentar bien a sus dos aliados, los pulmones. Y sin este trío, estarías perdido (hagas o no ejercicios).
El problema es que los que aman el cardio han hecho de este ejercicio algo casi mítico y los que lo odian, han buscado la manera de evitarlo a toda costa, a veces incluso sin haberlo probado. Yo ya encontré mi balance y lo disfruto, pero no creo que sea ni el salvador ni uno de los jinetes del Apocalipsis. Lo que sí creo es que debemos despejar los cuentos que se crean alrededor de este ejercicio para que le des su justa valoración y disfrutes de sus beneficios:
1. El cardio es la ÚNICA manera de perder peso: Al acelerar tu ritmo cardiaco, tu cuerpo tiene que buscar más energía para mantenerse andando ¿verdad? Pues bien, la manera que tenemos los seres humanos de guardar energía es a través de la grasa. Entonces si tu cuerpo necesita combustible, tiene que quemar esa "energía guardada" para seguir funcionando. Hasta ahí todo bien. Pero el cuerpo no es una máquina quema grasa porque si fuese así todos estaríamos como modelos de revistas. Cuando haces ejercicio cardiovascular por mucho tiempo, tu cuerpo busca otras fuentes de energía a toda costa: desde lo que te comiste antes de empezar con el ejercicio, hasta el músculo que tanto te cuesta ganar. Y si bien una persona con sobrepeso que empiece a ejercitarse quemará mucha grasa al principio, si no trabaja en fortalecer sus músculos, ese efecto mágico desaparecerá y quedará con un físico un poco flácido. El otro aliado estratégico del ejercicio es la comida: mientras más comas lo correcto, más grasa quemarás. De este modo, el ejercicio cardiovascular no lo es todo en este proceso.
2. Tienes que hacer "cardio en ayunas" o en la "zona quema grasas": Esto es una afirmación que deben tomarse con pinzas y no solo en forma superficial. El cardio en ayunas, es decir, levantarse de la cama y salir a correr sin desayunar, se ha popularizado más que las poleras de Messi en el Barza. Hacer cardio a intensidad moderada cuando tienes el estómago vacío promueve la quema de grasas. Como el cuerpo no tiene combustible a mano (no hay comida) tiene que atacar las reservas de tu cuerpo, esto es, los depósitos de grasa. Pero la verdad es que hacer cardio en ayunas puede contraatacarte. Muchos estudios hablan de que tu cuerpo entra en un estado catabólico, donde usa tus músculos como energía y por otra parte, tu sesión de ejercicio no puede ser intensa por la escasez de combustible.
Y si hablamos de "zona quema grasas" a la cual hacen referencia nuestros monitores cardiacos, debemos saber que hacer cardio a baja intensidad en realidad hace que tu cuerpo use más calorías de la grasa que de cualquier otro combustible en tu cuerpo.
Pero cuando hablamos de perder peso, no solo hablamos de calorías de la grasa sino de calorías totales que debes quemar. Entonces aquí entra en juego la intensidad. Si haces cardio a intensidad "quema grasa" (normalmente al 60 o 70% de tu frecuencia cardiaca máxima) quemarás menos calorías que haciendo un menor tiempo a una intensidad mayor. Un ejemplo, de ello es cuando entrenas haciendo HIIT, que te permite quemar calorías durante la sesión de ejercicios y después de ella, versus cuando trabajas a baja intensidad, que solo te permitirá quemar grasas mientras realizas dicha actividad.
3. Quienes corren no tienen que hacer trabajo de pesas para las piernas: Claro que es normal ver a un corredor y también a un ciclista experimentado con piernas de acero. Sobre todo hombres. De hecho, la foto de Bartosz Huzarski en el Tour de Francia donde mostraba sus venas extremadamente vascularizadas asombraron y asustaron a muchos. Y el deportista amateur o que simplemente busca quitarse unos kilitos, siente que después de una buena corrida no tiene piernas y que le costará agacharse así se le caiga un billete de 10 mil pesos. Pero a pesar de que en el trabajo cardiovascular que implica piernas, digamos correr o andar en bici, se trabajan los músculos, para hacer el ejercicio más efectivo y hacer las piernas más fuertes se deben trabajar también los músculos. No solo porque quemarás más grasa, sino porque al trabajar tus piernas con pesas, las harás más fuertes y menos propensas a lesiones. Todos esos deportistas que ves con piernas de acero no lo logran solo en la cancha o en la calle. Seguramente también visitan la sala de pesas como parte de su entrenamiento.
El cardio no es malo. Es bueno y es divertido, sino pregúntale a los cientos de corredores que día a día se ven por la ciudad. Pero ojo, tampoco es la cura a todos los males de tu cuerpo ni el ejercicio mandado por los dioses para ponerte en forma. Hazlo, disfrútalo y dale a tu cuerpo variedad.
Imagen CC Nottingham Trent University