Los pies son para los corredores lo que las manos para los basquetbolistas: todo. Si ellos están mal es difícil competir, entrenar y a veces hasta caminar. Por eso nos molestan tanto las malditas ampollas, clásicas después de jornadas de entrenamiento o competencias largas como el maratón, o incluso de las épocas más calurosas. Acá te enseñamos cómo tratarlas.
Lo primero que hay que saber es lo que son y lo que las causa: Las ampollas son pequeñas bolsas de líquido que se forman en el pie debido al roce constante con otro agente y el calor que ello produce o derechamente por quemaduras. Acá nos enfocaremos en el primer punto, que es el causado por la práctica misma del running.
Si se usa un calzado apretado ya sea de largo o de ancho, es muy probable que se forme una ampolla, especialmente si se corre durante largas distancias o en condiciones de altas temperaturas o en superficies con desniveles, donde puede haber un mayor roce del pie.
Para prevenir la formación de ampollas se debe usar un calzado acorde con la actividad que se realizará. En ese sentido se aconseja, en términos generales, usar una talla medio número más grande que el tamaño del pie, debido a la hinchazón de este al correr y a la expansión que sufre el pie cuando se realizan descensos.
Y para que estas molestas ampollas no aparezcan durante una carrera, se aconseja probar la indumentaria nueva (zapatillas y calcetines) en los entrenamientos, donde se podrá parar en caso de molestias.
¿Cómo tratarlas?
Una vez que se produce una ampolla, es recomendable no reventarlas, ya que el líquido actúa como un colchón protector que ayuda a regenerar la piel.
La ampollas, en general, se curan solas si es que no son expuestas a infecciones, suciedad y otros agentes patógenos, pero si se ven síntomas de empeoramiento como fiebre o pus, es recomendable desinfectar la herida con un especialista.
Ahora bien, si se quiere acelerar el proceso de cicatrización, se pueden realizar baños con sales que ayudar a secar la zona dañada.
Otros productos que pueden ayudar a acelerar el proceso son el aloe vera (aplicado directamente desde la planta), el ajo y la vaselina.
Para proteger a la piel del roce diario y del trote, es recomendable realizar un vendaje con alguna pomada antibiótica.
La recuperación toma aproximadamente seis días.
Imagen CC Ed Yourdon