Andar en bici se está convirtiendo poco a poco en otra de mis rutinas deportivas. La adrenalina que se siente al descender por alguna bajada solo la proporciona este gran invento llamado bicicleta.
Mi historia realizando este deporte empieza en la niñez, como la mayoría de personas, pero así como la gran mayoría lo dejé de realizar con el pasar de los años; pero hace pocos días he vuelto a pedalear con fuerza.
Mi actividad física se resumía en trotar por algunas horas durante la semana, pero ahora le estoy sumando el ciclismo, porque encontré en esta actividad una forma de variar y darle más velocidad a mis rutinas.
El Cerro San Cristóbal es uno de los lugares que además de visitar por su tranquilidad y belleza, también lo había elegido como una mis rutas para correr. Sin embargo, un día, que fui con poco ánimo para trotar, decidí inyectarme energía haciendo un nuevo ejercicio. Un amigo llevó esa tarde su bici y sin dudarlo me atreví a usarla.
Él -todo un experto, aunque me cueste admitirlo- ya la manejaba en la velocidad más fuerte. Yo al subirme tuve que regularla al instante. ¡Ahí sí! Ya con el cambio correcto -para principiantes- empecé el ascenso.
Hacer bicicleta en el cerro no es solo para quienes ya tienen experiencia, pero aquellos que van por primera vez deben saber que la meta el primer día no será llegar a la cumbre, es mejor ir despacio sin exigir a tu cuerpo.
La ruta que ocupan los ciclistas y los corredores está en buen estado. No obstante, los autos que suben y bajan siempre ponen el momento de tensión a los deportistas. Creo eso es lo único malo, porque debería existir una ciclovía exclusiva.
De ahí el Cerro San Cristóbal es el espacio perfecto para quienes buscan hacer ejercicio extremo. La exigencia es muy grande, pero la recompensa es mayor porque, a pesar que no he llegado a la cima, cuando desciendes sientes en realidad la libertad.
Además, puedes admirar Santiago desde la cima o desde cada lugar que escojas como descanso o parada. Admirar la naturaleza o simplemente alejarte de la bulla que llena la ciudad es otra de sus características.
Los más osados -como mi amigo- utilizan caminos que cruzan todo el cerro, que son más rústicos, porque son de tierra y no el tradicional que es el asfaltado. Creo que quienes optan por estas rutas disfrutan mucho de la tranquilidad y pueden concentrase más en el deporte que están realizando. Así que si se animan a realizar algo diferente con más contacto con la naturaleza, deben optar por el Cerro San Cristóbal.
Yo voy aumentando mis horas de ejercicio, en principio era una vez por semana, ahora ya lo hago con más frecuencia, casi llego a los tres días, una hora por jornada. El mejor momento que yo he encontrado para ejercitarme es en la mañana o empezando el medio día, hay poca gente y menos autos que en un fin de semana, pero si no te molestan las multitudes puedes optar por un sábado y domingo y recorrer esta ruta de casi cuatro kilómetros y medio.
Para tener en cuenta
Esta ruta la pueden disfrutar en invierno hasta la 19:00, pero ahora que empieza la primavera será hasta las 20:00.