Entre carros y ruido es posible hacer ciclismo y yo lo comprobé cuando empecé a recorrer la ruta ciclística Santa Isabel. Mi experiencia es similar a la de muchos jóvenes que no tienen el tiempo suficiente para hacer largos circuitos, pero que sin duda tienen motivación de sobra, por lo que este circuito es preciso para nosotros, los que luego del trabajo queremos dedicar, aunque sea unas horas, a relajar el cuerpo.
Esta ruta, que se ubica en Santiago Centro y se extiende hasta Ñuñoa; no es una de las más transitadas por los ciclistas. En los días que la llevo recorriendo es más usada por quienes han hecho de la “bici” su medio transporte, quizás esto se deba a que la avenida Santa Isabel, donde está esta ciclovía, ni los fines de semana deja de estar llena de autos, aunque durante algunas horas en la mañana se despeja para incentivar la práctica deportiva.
Pero ¡ánimo! Realmente se puede. Quienes vivimos en Santiago Centro sabemos que son pocos los espacios de recreación, por lo que la ciclovía Santa Isabel es una buena alternativa. Un buen horario y tu música favorita son los componentes principales para andar en bici en esta ruta no tan tranquila.
Yo escogí las 20:00, quizás un poco más, para hacer mi rutina. Bueno en realidad es el mejor horario que se acomoda a mi itinerario. A esa hora el número de carros circulando por el lugar es menor y la cantidad de ciclistas también ha disminuido. Esta es una de las ventajas.
Otra característica que me gusta mucho es que a ambos extremos de la ciclovía, tanto en la calle San Diego, al poniente, y la avenida Bustamante, al oriente, se puede encontrar con dos áreas recreativas: el Parque Almagro y el Parque Bustamante. En estos dos espacios, se puede dejar por un momento la bicicleta, “estirar las piernas”, caminar un rato y hasta usar las máquinas para intensificar el ejercicio.
Los casi dos kilómetros que tiene este circuito, se los recorre en 30 minutos, por lo que esta no es una actividad física de “alto impacto”, yo la calificaría como “de relajamiento”. La señalización es buena, pero no así sus conexiones. Antes de llegar a la ciclovía como tal, hay que sufrir con los automóviles, tratando de no ser arrollado por ellos.
Por ejemplo, esta ruta en Santiago Centro inicia en la altura de la Iglesia de los Sacramentos, antes de eso hay que maniobrar entre los carros y los peatones, porque no hay un lugar específico para los ciclistas, por lo que no será raro observar que muchos preferirán andar sobre la acera. Sin embargo, cuando ya se logra usarla no existe problema debido a que se encuentra separada del acceso vehicular, por lo que esta será una opción óptima para quienes vivan a sus alrededores. A