Antes que todo te pedimos que no llores. La cebolla es uno de los vegetales que más diversas reacciones provocan a la hora de consumirlas, pero antes de que las rechaces es importante que conozcas sus beneficiosas propiedades.
Esta planta herbácea comenzó a ser utilizada en la antigua Babilonia para tratar patologías a nivel del aparato digestivo. Más tarde en Egipto se hizo muy popular para tratar diversas dolencias. Y con el transcurso de los años, griegos y romanos se percataron de sus propiedades para tratar la hidropesía, para la depuración de la sangre y también para tratar los trastornos digestivos.
Hoy en día se ha demostrado también que los flavonoides de la cebolla están relacionados con la reducción de los riesgos de enfermedades cardiovasculares, pulmonares y hasta el cáncer, ya que poseen una acción antioxidante y vasodilatadora.
Los fructanos también actúan sobre la microflora del colon, la fisiología gastrointestinal y el metabolismo de los lípidos. Además podrían influir sobre la incidencia de enfermedades como la osteoporosis.
En el caso de los compuestos orgánicos azufrados de la cebolla, se ha comprobado que estos reducen los lípidos en la sangre, el colesterol y la actividad antiplaquetaria, lo que contribuye a disminuir los riesgos de enfermedades cardiovasculares. Claro que para no perder estas propiedades es recomendable consumir la cebolla cruda, ya su efecto es mayor de esta forma.
Consumir una cebolla al día protege contra las fracturas de huesos. Según recientes estudios, el consumo de este bulbo reduce el desgaste óseo en un 20% más que un fármaco contra la osteoporosis.
Además, la cebolla contiene vitaminas C y E, ambas con efecto antioxidante y con importantes efectos en la formación del colágeno, glóbulos rojos, huesos, dientes y la absorción del hierro, en el caso de la primera.
Por si fuera poco, la cebolla es una importante fuente de potasio, necesario para la transmisión y generación de impulsos nerviosos, esenciales en actividades de resistencia y la actividad muscular, en general; y también de fósforo y magnesio, ambos esenciales en la formación de huesos y dientes.
Así que recuerda la próxima vez que te dan de llorar con la cebolla, al menos considera que es por el bien de tu cuerpo.
Imagen CC Esteban Cavrico.