La vida, aunque suene cliché, está llena de altos y bajos que nos obligan a levantarnos cada día y a afrontarlos de la mejor manera. Por lo cual toda disciplina que nos fortalezca y encamine hacia la dirección correcta siempre será bienvenida y en mi caso el andar en patines fue un regalo caído del cielo y el mejor aliado para vivir cada nueva experiencia. Así que, a continuación, compartiré algunas de las metas que afronté de la mano de mi amado deporte urbano: ¡el patinaje o Roller Street!
1. Incorporar la disciplina en cada jornada: cuando comprendes que el orden y la constancia parten por casa o en uno mismo, te esforzarás siempre por entregar lo mejor de ti día a día y tus energías estarán siempre dirigidas a respetar tu espacio, el del otro y los tiempos que dispones para realizar cualquier función. Ya que cuando patinas debes calcular y respetar los minutos que le otorgas a cada movimiento, teniendo en consideración que alguien más viene detrás y que el ritmo de desplazamiento es fundamental.
2. Mantenerse siempre concentrada: cuando patinas tu mente siempre debe estar quieta en lo que haces y enfocada en cómo y por dónde te moverás. Ya que la falta de atención te puede llevar a una descoordinación y con ello directo a una caída o a verte involucrado en una coalición. Antes era una persona muy dispersa y literalmente siempre “andaba en la luna”. Por lo cual, el aprender a concentrarme fue en beneficio adquirido que me garantizará éxito en cualquier desafío laboral o personal a emprender.
3. Ser siempre constante: la práctica hace al maestro y una vez que comienzas a subirte en tus patines roller, será un lema que jamás olvidarás. Porque para avanzar y mejorar, necesitarás dedicarle una práctica constante e incorporar el andar como un deber más de tu atareada semana. Lo cual, será toda una fortaleza que te ayudará a ponerte siempre mini metas en tu día y al enfocarte en superarlas con reiteraciones y tareas diarias. ¡Querrás ser siempre el mejor en todo lo que hagas!
4. Los no puedo no existen más: el temor a lo nuevo y desconocido me frenó en muchas ocasiones y con ello perdí muchas nuevas oportunidades. Pero todo cambió después de la primera caída o rasguño patinando y sobre todo cuando me di cuenta que podía realizar más de una pirueta y concretar una coordinación espléndida de movimientos de brazos y piernas. ¿Lo mejor? Cuando le pierdes el miedo a caer o al dolor y comienzas a disfrutar al máximo cada nueva experiencia y con decisión afrontar lo desconocido.
5. Disfrutar el presente: tiempo atrás me daba muchas vueltas en la cabeza, las cosas que pudieron ser y no fueron, generándome una preocupación y frustración constante. Pero desde que practico un deporte donde necesitas estar pendiente del aquí y ahora, van dejando de existir los espacios para pensar en el ayer o el mañana mientras andamos patinando. Porque siempre nos otorga el placer de distinguir y apreciar cada momento como el más importante que está ocurriendo y desde allí podemos afirmar, con seguridad, ¡lo feliz que estás siendo!
6. Valorar lo que eres y el cuerpo sano que tienes: generalmente no apreciamos la fortuna que es despertar y tener la posibilidad de vivir un nuevo día. Pero cuando sientes el aire fresco en tus mejillas, la velocidad que alcanzas al andar o cómo puedes levantarte y agacharte mientras patinas, sólo puedes sonreír en señal de agradecimiento por lo afortunada(o) que eres. Sensación que te acompañará de mañana a tarde y que te hará valorar cada acción realizada, cada palabra intercambiada o cada cosa observada durante la jornada.
7. Comprender que el mejor equipo es con uno mismo: antes, muchas veces, hacía las cosas por cumplir y no entregándome del todo a la labor o función a desempeñar. Pero cuando entendí que patinar es una disciplina de trabajo individual y que cada logro o derrota es consecuencia de mi propio desempeño, comencé a tomar conciencia de la importancia de entregar el 100% de ti en cada movimiento, rutina o acción que emprendas en tu vida. Las labores a medias o con un 50% de compromiso van quedando fuera y sólo existe en tu mente la consigna de entregar siempre lo mejor que tienes.
8. Satisfacción con pequeñas pero importantes cosas: cuando partí patinando mi coordinación era nula y mis desplazamientos siempre eran breves e interrumpidos por alguna caída. Hasta que comencé a practicar más y mentalizada en que cada paso adicional que daba o cuadra que avanzaba, me permitiría alcanzar el éxito y olvidarme de caer. Entonces el simple hecho de verme avanzando a velocidad y moviéndome con naturalidad, me llenó de alegría, plenitud y me enseñó a agradecer las cosas más simples que te puedas imaginar.
9. Desarrollar la paciencia: cuando entendemos que los avances requieren repeticiones y una dedicación diaria, te emocionas aún más cuando llegan los resultados. El patinar requiere tiempo de práctica para ver los avances y muchas veces esto no ocurre de forma inmediata, por lo cual uno aprende a ser paciente y a esperar para disfrutar los logros. Enseñanza que es sumamente importante en todo ámbito de nuestras vidas y que, en mi caso, me ayudó a disminuir la ansiedad y a controlar la desesperación que puede provocar el no obtener lo que se quiere de inmediato.
10. Disminuir el estrés: mi rutina diaria está compuesta por mil y una cosa que tengo que hacer y, como muchos, vivo apurada y corriendo de aquí para allá. Lo cual, al final del día, se resume en un agotamiento físico y mental, porque el cerebro siempre sigue conectado a las tareas por hacer o a las que realizaste ese mismo día. Entonces la mejor manera para desconectarme de la vida laboral y concentrarme en fortalecer mi organismo y relajarme para termina feliz y motivada un nuevo día, es para mí ¡andar en patines!
Tres o dos veces por semana, durante las tardes, mi planner del mes me recuerda que es tiempo de salir a andar. Una cita obligada e imposible de cancelar para mí, considerando que la práctica de esta disciplina me ha llenado de alegrías, ha mejorado mi condición física y se ha convertido en mi mejor aliado para afrontar el mundo laboral y personal, llenándome de logros y permitiéndome día a día ser una mejor persona.