Practicar yoga en casa con tus hijos es ideal para mejorar los vínculos afectivos y los lazos de confianza. Además, para los niños es de gran beneficio: desarrolla su cerebro, los ayuda a enfocar la atención, fortalece sus pulmones y canaliza su energía.
Para iniciarte con tus hijos en esta disciplina que nos ayuda a vivir más, no requieres de mayores recursos.
Basta con armar tu espacio de yoga en casa; puede ser en la sala o en un cuarto, lo importantes es que sea un lugar limpio, ventilado y libre de ruidos molestos y desorden.Una vez hayas adecuado el espacio, puedes empezar con las siete posiciones básicas para practicar yoga con tus hijos.
1. Saludo al sol, versión infantil
Se trata de una serie de movimientos indispensables para calentar antes de iniciar una sesión de yoga en casa o en cualquier sitio. Párense el uno al lado del otro, mirando hacia el frente, con las piernas y la espalda rectas. Luego, inhalen aire mientras alzan lentamente la mirada y las manos hacia el techo, hasta unir los dos pulgares por encima de la cabeza. Después, exhalen el aire al mismo tiempo que doblan su cuerpo hasta tocar con los dedos de las manos las puntas de los pies.
Repite estos movimientos cuantas veces lo desees o, si lo prefieres, complementa con otras posturas, como lo muestra el video.
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2. Postura feliz
Es una de las posiciones básicas del yoga. Relaja y fortalece el cuerpo, especialmente la espalda, los hombros y la cadera; canaliza la energía y estimula el funcionamiento de los pulmones, el hígado y el páncreas. Tú y tu hijo se sientan el uno junto al otro. Cruzan las pantorrillas, formando una X , y bajan las rodillas hasta donde más puedan. Colocan los antebrazos sobre los muslos e inhalan y exhalan lentamente, esforzándose por sentir el proceso de respiración, el latir del corazón, el funcionamiento de cada órgano.
3. Postura del gato y la vaca
Apóyense en las rodillas y en las palmas de las manos. Mientras inhalan aire, miren hacia arriba y alcen los glúteos, sin separar las rodillas del suelo. Al exhalar, dirijan la vista hacia el ombligo y levanten la espalda lo más alto posible, sin despegar las manos del piso. En esta posición los niños pueden imitar los sonidos de los animales. Fortalece los músculos de las extremidades y estimula la circulación
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4. Postura del loto
La posición del loto consiste en colocar tu pie izquierdo sobre tu muslo derecho; y el pie derecho, sobre tu muslo izquierdo. Una vez se hallen en esta postura, acomódense frente a frente. Tómense de las manos y, sin perder el contacto visual, estiren los brazos hacia arriba y hacia los lados, sin soltarse. Aunque es una de las posturas de meditación más complejas, es la más relajante, fortalece las articulaciones y oxigena el cerebro. Los niños son flexibles y ágiles, pero si tu hijo no logra hacerla, no lo presiones: déjalo que se acomode en postura feliz.
5. Torsión de espalda en posición feliz
Esta posición es ideal para estirar los músculos de la espalda, el abdomen y las extremidades. Además, afianza los vínculos afectivos. Se sienten en posición feliz, el uno enfrente del otro, y se toman de las manos. Primero dejas que él se deje ir de espaldas, mientras tú, sin soltarlo, vas llevando tu cabeza hacia las rodillas. Luego, el adulto va hacia atrás y el niño se dobla hacia adelante. La idea es realizar la mayor cantidad de repeticiones posibles, sin dejar de respirar adecuadamente y sin exceder los límites del cuerpo.
En este video explican claramente cómo se hace:
6. Postura de puente.
Esta posición es excelente para fortalecer la espalda y afianzar la confianza que él te tiene. La idea es que, mientras cogen experiencia, solo la desarrolle el niño, para que tú puedas prestarle atención y ayudarlo. Siéntate en posición feliz y pídele que se recueste boca arriba con la nuca sobre tus pies. Una vez lo haya hecho, debe levantarse formando un arco con su cuerpo. Es esencial que no lo dejes caer y que, por medio de tu voz y respiración, le brindes seguridad.
7.Postura savasana (relajamiento largo)
Es la postura de relajación total. Se hace al final de la sesión. Te sientas, con las piernas estiradas y relativamente abiertas. Tu hijo se acuesta boca arriba, con la cabeza en medio de tus extremidades, pero apoyada sobre el suelo. Le pides que cierre los ojos y relaje el cuerpo totalmente. Con un poco de crema humectante, le masajeas la sien, las mejillas, los hombros y las palmas de las manos. Sentirás como crece la conexión entre los dos. Si deseas ampliar la información, observa este video que te explica cómo hacerlo.
Las anteriores posturas son básicas y pueden ser
desarrolladas por niños de 4 años en adelante. Debes tener en cuenta que no es
recomendable forzarlos y que si eres principiante puedes acudir a
los canales de Youtube para aprender yoga en casa y evitar lesiones por malas prácticas.