Realmente no sé cuando me transformé en un amante del running, ni cuando me compré mis primeras zapatillas exclusivas para trotar o mi primera polera que me aislaba de la transpiración. Tampoco me acuerdo con exactitud de la primera corrida o medio maratón en el que participé, ni de los lugares en que acabé en cada uno de ellos. Es por eso que el circuito de trote y ejercicios que existe en Tobalaba adquiere un gran valor en lo personal, ya que si me preguntan cualquier cosa relacionada con el running, es aquel lugar que siempre estará en mis respuestas por ser mi lugar de inicio en este deporte.
Antes de practicar running, yo era fanático del fútbol. Siempre jugaba y me entretenía bastante hasta que un día me lesionaron gravemente, lo que derivó en una recuperación de varias semanas. En aquel proceso, me recomendaron caminar y trotar suavemente durante varios minutos al día, siempre y cuando no me molestara. Me fascinó y hasta el día de hoy, cuando viajo a Santiago, me doy el tiempo de ir a trotar a Tobalaba, lugar que me acompañó en mi recuperación y en mi nueva pasión.
Tuve la suerte de encontrar el circuito de Tobalaba -desde Avenida las Torres hasta pasado el metro Cristóbal Colón- el cual gracias a su elevación, en más de la mitad del trayecto, te permite trotar tranquilamente sin preocuparte de los automóviles. Otro punto a favor es la hermosa vista, la cual afortunadamente es muy diversa, ya que si haces el recorrido completo, inicias en Peñalolén y terminas técnicamente en Providencia (o viceversa). En el trayecto te encuentras plazas, máquinas de ejercicios, casas antiguas, edificios modernos, una gran variedad de árboles, áreas verdes y por sobre todo compañía, nunca estarás solo ya que al igual que yo, hay mucha gente que elige el circuito Tobalaba como su recorrido favorito.
Nota aparte merece la Cordillera de los Andes, la que te acompañará durante gran parte del trayecto. Y si es que decides salir a ejercitarte al día siguiente de la lluvia, batallando contra el frío, ganarás el derecho de apreciar en primera persona la hermosa vista que brinda el coloso vestido de nieve, lo que por lo menos a mí, me sube el ánimo.
Hay que aclarar, que por ser una zona cercana a un canal artificial como lo es el San Carlos, la sensación térmica suele ser bastante fresca -como diría mi abuela- a cualquier hora de día, aunque el sol esté en plenitud o brille por ausencia, por lo que aconsejo ir siempre cómodos y con la famosa chaqueta cortaviento, además de buena música (Runphones) si es que vas sólo. Nunca está demás una buena alimentación, no importa si eres profesional o amateur en el running, tu cuerpo te lo agradecerá al corto y al largo plazo, en especial a la hora de evitar lesiones.