Cuando empezamos a correr nuestra principal obsesión es la distancia. Luego los tiempos, y después nuevamente la distancia. Queremos correr kilómetros y kilómetros, como si fueran la única metodología efectiva para progresar. Lo cierto es que correr y correr por horas y horas, no es natural.
Correr sin control puede traer consigo problemas en las rodillas, contracturas musculares, roturas de fibras, tendinitis y fascitis, entre otros tipos de inflamaciones, además de aumentar la secreción de cortisol, hormona asociada al estrés y la depresión.
De ahí que sea necesario considerar los entrenamientos de velocidad o sprints dentro del entrenamiento de fondo por varias razones:
1) La velocidad entrena al corazón a otros ritmos distintos a lo que está acostumbrado en la velocidad crucero de los entrenamiento de fondo. Esto también le ayuda a recuperarse en forma rápida de cualquier actividad.
2) Al reducir las sesiones de fondo, también se reduce parcialmente el desgaste excesivo de las articulaciones.
3) Los sprints también ayudan a desarrollar masa muscular, ya que aumenta la producción de testosterona y hormona del crecimiento, algo que puede mejorar el desempeño en carreras largas.
4) Los entrenamientos de velocidad con descansos breves ayudan a un mejor EPOC (Excess Post-Exercise Oxygen Consumption), en otras palabras, permite seguir quemando calorías incluso después del ejercicio.
5) Las sesiones de velocidad también permiten ahorrar tiempo, ya que son mucho más cortas que las de fondo.
Eso sí, para aprovechar los beneficios de las carreras de velocidad es preferente velar por la integridad del corredor, procurando realizar un buen calentamiento de todos los músculos involucrados y que la superficie de práctica sea apropiada, debido a que la técnica de carrera en la velocidad es determinante para evitar lesiones.
¿Te animas a entrenar velocidad?
Imagen CC Angel.