Muchas mujeres sufren en alguna edad los efectos de la celulitis. Y es que conforme crecen en edad, disminuyen su producción de estrógenos y su recepción de sangre en los muslos se ve mermada, lo reduce la circulación de oxígeno y nutrientes. Las células grasas crecen y el colágeno las empuja, haciendo aparecer la desagradable celulitis. Sin embargo, el ejercicio y la dieta pueden ayudar a reducirla.00
Por fácil e increíble que parezca, caminar de los mejores ejercicios para reducir la grasa subcutánea. 30 minutos al día, al menos cinco días a la semana, es altamente efectivo para reducir la grasa corporal. Otra opción es hacer algún ejercicio de baja intensidad que mantenga al corazón a un ritmo alrededor de 110 latidos por minuto, para hacer que la energía necesaria para dicha actividad se obtenga de la grasa almacenada en el cuerpo.
El ejercicio aeróbico de alta intensidad obtiene energía de una fuente diferente. Sin embargo, hacer ejercicios aeróbicos como running, ciclismo, natación o clases de baile un par de días a la semana, sumado a un entrenamiento diario de baja intensidad, ayudará a acelerar el metabolismo de la grasa corporal.
El entrenamiento de fuerza es también un elemento importante para reducir la celulitis y la grasa corporal. Músculos más grandes usan más energía, lo que aumenta el gasto metabólico. Esto significa que mientras más músculo tengas, mejor funcionará tu metabolismo quemando los depósitos de grasa de cuerpo, incluso después de entrenar, practicando disciplinas como el HIIT.
Obviamente este ejercicio debe ir acompañado de una dieta saludable que no significa comer menos de lo habitual, como muchas mujeres creen, sino que en comer sano evitando aquellas grasas dañinas para el organismo. Muy por el contrario, cuando se habla de acelerar el metabolismo, este mismo requirirá consumir mayores cantidades de comida, lo importante es que esas comidas sean balanceadas y acordes al objetivo que se quiera lograr. Para reducir la grasa corporal, sin embargo, se deben evitar los carbohidratos simples como el azúcar y la pasta y reemplazarlos con carbohidratos complejos como frutas, vegetales y granos enteros. Además se deben agregar fuentes magras de proteína, y evitar las grasas saturadas y trans cambiándolas por mono y poliinsaturadas como las del pescado, las nueces y el aceite de oliva.
Imagen CC Skeeze.