Hacer ejercicio es parte fundamental de la vida. Es la manera de poner tu sistema cardiovascular a tono y de proteger tu sistema musculo-esquelético. Sus beneficios pueden ser mentales y físicos. Pero hay algunos que se enfocan justamente en este último aspecto y hacen ejercicio tratando de buscar una figura más esbelta, pues junto a la dieta adecuada puede significar grandes progresos. Una vez que se internaliza que el ejercicio es un gran componente de la ecuación para perder peso y tener un cuerpo fit, muchos lo ven como la salvación y respuesta a todos sus problemas. Y tampoco es magia. Puede parecer, pero no lo es. Es por eso que acá te traemos estas verdades sobre el ejercicio que nadie te dice, pero que debes escuchar.
1. Tienes que salir obligatoriamente de tu zona de confort: Cuando empezamos a hacer ejercicio por supuesto que vivimos fuera de la zona de confort. Nos cuesta respirar, movernos, sudamos como si estuviésemos en una micro a 40 grados centígrados en verano, es terrible. Y el sufrimiento sigue cuando terminamos nuestra rutina, nos duele todo. Pero al tiempo, nos parece que no se sufre tanto. De hecho, hasta lo disfrutamos. Nos sentimos cómodos, respiramos con facilidad y ya no nos cuesta tanto movernos al día siguiente (bueno seguimos sudando, eso sí). Y cuando llegamos a ese momento es cuando debemos cambiar las cosas, empezar de nuevo y volver a sufrir. Porque nuestro cuerpo es sumamente inteligente y todo eso que te costaba se vuelve algo más normal, no hace el mismo efecto en tu cuerpo. Y por eso sientes que no avanzas. Si quieres seguir viendo cambios en tu cuerpo, lo ideal es cambiar la rutina cada 4 o 6 semanas (8 si de verdad todavía no te acostumbras a nada).
2. No todo lo que haces se cuenta como ejercicio: Si no tienes auto y caminas todo el día sentirás que haces muchísimo ejercicio. De hecho, sentirás que no necesitas horas de ejercicio cardiovascular porque lo estás haciendo todo el día. Y claro que todas esas actividades suman para tu consumo calórico diario y es buenísimo. Pero para considerarlo como un ejercicio cardiovascular tiene que elevar tu ritmo cardiaco por un tiempo continuado. Y esto es por lo menos al 60% de tu capacidad cardiaca. Y si ya estás un poco entrenado, llegar a esa frecuencia requiere que te muevas bastante. Por eso no puedes contar como "ejercicio" cada vez que caminas hacia tu casa. Y de hecho, si no estás haciendo HIIT, una sesión de cardio debería durar al menos 45 minutos seguidos.
3. Quemas menos calorías de lo que crees: Lo lees y lo ves en todas partes. En los anuncios de maquinarias de ejercicios que ves en la TV donde prometen "quemar 800 calorías en una hora", en la revista donde lees "este ejercicio puedes llegar a quemar 400 calorías en media hora", etc. Es un clásico de venta de instrumentos, máquinas y programas especiales para hacer ejercicio. Pero esto son estimados que se hacen con números generales. La quema de calorías es individual y precisa para cada ser humano porque en ella tienes que contar tu altura, tu peso y la intensidad con que realices la actividad. Y si bien hay calculadoras online bastante acertadas, estas, generalmente, dejan por fuera la variable de la intensidad, que es difícil de estimar. Y fijarse en los contadores de calorías de las máquinas de los gimnasios es el peor error. Hasta las treadmills y las elípticas más especializadas tienen un margen de error de 20 por ciento. La única manera de saber realmente cuantas calorías quemas es usando un monitor cardiaco donde se tomen en cuenta los factores anteriores, además de tu frecuencia cardiaca en reposo y máxima (que varía de persona a persona).
4. El ejercicio no mata todo lo que te comes: Y esto tiene que ver directamente con el punto anterior. Primero sobrestimamos lo que quemamos en la actividad deportiva. Pensamos que porque nos sentimos como muertos vivientes, después podemos comer todo lo que queramos: esa dona, ese medio litro de bebida deportiva, ese completo o hamburguesa o ese plato de pasta que preparó tu mamá. Pero si vivimos solo reponiendo lo que quemamos y en muchos casos, reponemos más de lo que quemamos con el ejercicio, no vamos a ver cambios. Y si tu fin último no es perder peso sino rendir más en tu disciplina, más atención debes prestarle a la calidad de la comida que ingieres. Es el combustible con el que anda tu cuerpo.
5. Mas cardio no significa mejor cuerpo: Si el ejercicio cardiovascular quema calorías, la lógica es que más ejercicio cardiovascular quemará más calorías, ¿cierto? Pero no es así. Primero las sesiones muy extendidas de ejercicio cardiovascular harán que vayas desgastando tus músculos poco a poco, evitando su crecimiento. Y aunque no quieras verte musculoso debes trabajar para que el músculo te ayude a quemar más grasa y puedas rendir mejor en tu ejercicio. El exagerar en el ejercicio cardiovascular hace que segregues más hormona del estrés, llamada cortisol, que es muy amiga de la acumulación de grasa abdominal. Horas interminables de ejercicio cardiovascular solo te dejarán con músculos flácidos y grasita en la barriga.
Por último tienes que comprender una cosa: el ejercicio debe formar parte de tu vida. Es decir, no es una herramienta "mientras" consigues un objetivo. Tienes que hacerlo toda tu vida. Las intensidades y la forma de entrenar variarán, pero debes continuar haciéndolo. Para mantener la buena figura y salud que has logrado, debes continuar el resto de tu vida con un estilo de vida saludable y un programa de ejercicio. Si bien puede que no tenga que ser tan exigente como un plan de pérdida de peso, pero tienes que incluir al menos cuatro sesiones de ejercicio en tu semana para mantener tus logros, tu fuerza y tu energía.
Imagen CC Samuel King Jr