Las vitaminas son compuestos orgánicos, que se encuentran en pequeñas cantidades en los alimentos, que no pueden ser sintetizadas por el propio organismo, de ahí que sea necesario su formación a través de fuentes externas como los alimentos. Ahora bien, los deportistas, al dar un mayor trabajo físico a su metabolismo, el consumo de vitaminas se vuelve aún más importante, y ahí la vitamina B12 cumple un rol importante.
Ello porque la vitamina B12 actúa en una serie de procesos metabólicos relacionados al deporte, pero además porque la práctica misma del ejercicio intenso, agota la reserva de este compuesto de difícil absorción.
1) En primer lugar, es necesario saber que este compuesto es requerido para la síntesis de la hemoglobina (glóbulos rojos), necesarios, entre otras cosas, para transportar oxígeno hacia los tejidos del cuerpo. También es utilizada para la formación de vitamina C, que actúa como antioxidante natural. En otras palabras, nos ayuda a respirar cuando hacemos deporte y a la vez a no envejecer más rápido, producto de la misma aceleración a la que sometemos a nuestro cuerpo al hacer ejercicio.
2) Participa en la síntesis de las proteínas, esencial para la regeneración y formación muscular y la producción de material genético (ADN).
3) También interviene en el metabolismo de los ácidos grasos, principal fuente energética del organismo en actividades de alta resistencia física como el maratón.
4) La vitamina B12 también es necesaria par la formación de vitaminas B3 y B6, responsables de convertir las reservas de glucosa y grasas del organismo en energía y de la optimización del uso de la glucosa a nivel muscular para tener energía rápida de los ejercicios anaeróbicos, respectivamente.
5) Este compuesto participa, además, en el proceso de conversión de la homocisteína en metionina, utilizada por el cuerpo para la síntesis de creatina.
La carencia de este compuesto puede provocar anemia, produciendo una disminución de la energía corporal y el rendimiento físico.
La vitamina B12 se encuentra presente en carnes rojas, mariscos, lácteos, cereales fortificados, huevos y en algunas algas como la espirulina, aunque su consumo a través de esta última no es recomendado para efecto de sus propiedades energética ya que se encuentra presente de forma inactiva.
Imagen CC Sean Dreilinger