Cuando estaba con mi ex hubo un periodo en que nos planteamos ir al gimnasio juntos. Teníamos tiempo libre después de nuestras clases en la universidad. Ambos habíamos dejado el deporte y queríamos volver a retomar la actividad física. Incluso me di el tiempo de cotizar algunos gym que fueran económicos y cercanos a nuestros departamentos pero, que prestaran un completo servicio.
Fueron pasando los días y la cosa nunca se completó ¿por qué? porque los horarios no estaban coincidiendo, nos demorábamos en juntar la plata y nos dimos cuenta que si nos tratábamos de amarrar mutuamente para ir al gimnasio la actividad física no daría fruto.
Finalmente desistimos de ir juntos y decidimos retomar la actividad física por separado para que cada uno aprovechase sus tiempos libres en un deporte que de verdad le gustase por completo. Así fue como él retomó el tenis de mesa y yo me dediqué al running y aproveché las máquinas del gym de mi edificio, que eran gratuitas.
Por otro lado, tengo amigas que tienen la experiencia de ir con sus parejas al gimnasio pero, básicamente se trata de trasladarse juntos ya que, cada uno entrena por separado y si uno termina su rutina primero que el otro simplemente se despide y se va.
¿Pero qué factores hay que tomar en cuenta si se quiere intentar convivir en el gimnasio? La respuesta no es simple, pero se deben considerar horarios, preferencias al ejercitarse, comprensión mutua, dinero y paciencia.
Así que si están pensando en ir de a dos piénsenlo bien y discútanlo antes, pues el entrenamiento es para que rinda frutos y mantengamos una vida sana. De esta forma nadie será obligado a realizar una actividad que no le gusta y se fomentará el espacio de conversación, comprensión y de generar espacios individuales mientras se está en pareja.
Imagen CC Aktivioslo