Está comprobado que practicar un deporte, tiene múltiples beneficios para la salud. La sensación de bienestar que se genera durante los entrenamiento, debido a la liberación de endorfinas, te ayuda a botar tensiones adquiridas después de complicados días de trabajo, ya que aumenta nuestra estabilidad emocional, mejora nuestro estado de ánimo, autoestima y confianza en nosotros mismos, además de ayudarnos a enfrentar la vida con más energía. Pero ¿Cómo será multiplicar todos estos beneficios por tres? Muchas veces la falta de tiempo es el argumento más potente para no realizar actividad física, pero no siempre es una razón válida.
Yo practico tres deportes. Para los que me conocen desde pequeña, pensarían “ver para creer”, pero es cierto. Antes yo no entendía por qué a algunas personas les gustaba tanto sudar y sufrir, pero ahora las cosas cambiaron. La bicicleta es mi medio de transporte. Con ella llego a mi trabajo y por ella levanté la voz para tener un estacionamiento seguro. Diariamente recorremos juntas 10 km. Fueron varios factores los que me incentivaron a usar mi propia energía para movilizarme y sólo dejo de usarla cuando está en el taller.
Esa era mi rutina hasta hace un mes: Cleta en la mañana, cleta en la tarde. Sin embargo, recibí una invitación que cambió el orden de las cosas.
El 21 de diciembre se realizará la Corrida Familiar de la Caja los Andes. Nunca me gustó correr. Soy hija de atletas, pero aún así nunca me motivé. Un día estaba en mi trabajo, cuando una de mis compañeras, y mejor amiga, me invitó a participar de esta corrida. La idea me encantó. Ya tenía la experiencia de la Urbanatlon en junio de este año, pero ahora será diferente. Tendré con quien conversar cuando espere la partida.
Desde entonces, comencé un entrenamiento básico de ocho semanas para correr mis primeros 5 km (supervisado por mi hermano que es profesor de Educación Física). Todo va viento en popa. Salgo a trotar los martes y jueves 20 minutos. Adicionalmente hago 250 abdominales. Como parte de mi entrenamiento de fin de semana, he participado en algunas corridas. La última fue la Corrida de los Vegetales que se realizó el 19 de octubre en La Cisterna. Es la primera vez que corrí 10 km. Fue increíble. Me demoré 1 hora 15 minutos en llegar a la meta. Cuando llegué ya habían entregado casi todos los premios, pero definitivamente el terminar la carrera me ayudó a derribar un montón de limitaciones.
Un día estaba leyendo el periódico informativo de la Municipalidad de Santiago “Por todo Santiago”, y aparecía una información sobre la nueva piscina del Parque O'Higgins. Me enteré de que se había inaugurado en mayo y que la municipalidad estaba ofreciendo cursos gratuitos (con cupos limitados) en el recinto. Cumplía con todos los requisitos y me inscribí.
Era un gran desafío para mí. No iba a la piscina desde que casi me ahogo en el paseo de fin de año cuando estaba en primero básico (el salvavidas conversaba).
Para ser aceptada en el curso tenía que ir a evaluación. Yo sé nadar, pero habían pasado muchos años desde la última vez que lo hice. El 22 de septiembre me convocaron para evaluarme. Estaba nerviosa. Un problema de último minuto con mi traje de baño empeoró la situación. Me hicieron nadar en varios estilos y quedé. Ahora voy tres horas a la semana, lunes, miércoles y viernes. Tenemos un instructor que nos hace variados ejercicios durante la clase y lo mejor de todo es que no genera impacto.
Durante los próximos dos meses mi rutina deportiva contempla cleta todos los días y natación y trote tres veces a la semana. Lo más probable es que esta rutina me acompañe por mucho tiempo ya que motivación, ganas y esfuerzo no me faltan. Y lo más importante, estoy convencida de que practicar deporte es una actividad que no podemos desperdiciar y menos si cuento con todo el apoyo de mi familia.