En la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010 no solo España celebró su primer título mundial. También el delantero uruguayo, Luis Suárez, se metió en la historia con una mano salvadora (incluida una roja) dentro del área que evitó un gol ante Ghana en los cuartos de final del torneo, la que para algunos fue bendita y para otros siniestra, puesto que gracias a este acto desesperado Uruguay no se vio en desventaja en aquel acalorado encuentro y finalmente pudo seguir su camino (Empató 1-1 en tiempo reglamentario y ganó en penales 4-2) en la cita futbolera para lograr su mejor presentación en 40 años.
Por la relevancia y consecuencia del acto entra en el selecto grupo de los grandes momentos deportivos de la historia de los Mundiales. Cuestión que hace cuatro años fue compartida por la revista estadounidense Time. Lo que está claro, es que para bien o para mal, siempre será un acontecimiento para recordar independiente de los colores que se defiendan.