Debo reconocer que el tenis me cautivó –como a muchos de mi generación- desde que el gran Marcelo Ríos tocó la cima con sus manos por allá en 1998. Yo tenía ocho años, pero comencé a practicar tenis, recién a los 14, motivado por la garra del Nico Massú y Fernando González, los héroes del olimpo griego en 2004.
Mi primera raqueta fue una Head de gama baja, en un costado decía que era de titanio, pero más bien parecía de acero. Cómo pesaba esa cosa. Bueno, como dije, eso fue en 2004, y desde ahí empecé a jugar a lo lejos con un amigo, pero no fue hasta 2007 cuando empecé de verdad con la práctica del llamado deporte blanco, o por lo menos con más constancia.
En mi ciudad, Concepción, es muy caro arrendar una cancha, hay opciones como el Club de Tenis de Concepción, donde una hora de arriendo de cancha cuesta sobre 10 lucas. Por esos años mi hermano trabajaba en el Servicio de Vivienda y Urbanismo. Cuento corto, se hizo socio del club deportivo del SERVIU, quienes tienen canchas de arcilla en San Pedro de la Paz. El precio, 700 pesos por hora de arriendo, una ganga que he aprovechado hasta hoy junto a mi hermano todas las semanas en los meses de primavera y verano desde hace ya siete años.
Si bien, mis grandes referentes en el tenis han sido el “Chino”, el “Vampiro” y “Mano de Piedra”, mi gran auspiciador y quién me incentivó a practicar ha sido mi hermano. Él se ha puesto con mis raquetas y gran parte de la indumentaria. Si lees esto hermano, gracias por todo. Para mi cumpleaños o Navidad, fijo que auspicia con una raqueta, tarros de pelota, muñequeras, “grips”, anti vibradores, entre otros accesorios.
En mis inicios “oficiales”, con 17 años, no sabía ni agarrar el “raquet”, como dice “el Pulga”. Nunca he tenido clases, sólo me instruyo viendo videos de mis grandes ídolos, incluido el Rafa Nadal, que es zurdo como yo. La gran diferencia con el mallorquín, es que su zurda es potente y efectiva, la mía es débil y se me van las pelotas a la malla. Mentira, me defiendo bien, tanto es así, que hace dos años participé en un torneo amateur en el Club de Tenis Concepción, llegué a tercera ronda, nada mal para un novato.
En fin, el fuerte de mis armas en el tenis las he adquirido jugando con mi hermano y amigos, todos los martes de 18 a 20 horas en las canchas del SERVIU, ah, y uno que otro viernes a la misma hora. Esa ya es una tradición, desde octubre a abril, cuando el clima en Conce es bueno. Indudablemente me gustaría jugar tenis todo el año, pero en invierno es complicado. Hay algunas canchas techadas en mi ciudad, pero son excesivamente caras.
Por último, el tenis es un deporte que requiere de una gran capacidad física, no es mi caso, pero por ganas no me quedo y por lo menos la técnica está. El derecho y el revés están cada día más sólido, las posiciones en la cancha también, sólo me falta afinar el saque para ser un buen exponente en esta disciplina, claro está, guardando las proporciones. Quizás ya se me pasó la micro para entrar a alguna academia, pero con lo que sé, basta y sobra para mantener la paternidad sobre mi hermano y otros amigos del círculo cercano. Creo que el tenis es el deporte en el que mejor me desenvuelvo, al igual que bajo el horizontal en el fútbol.